Las ecografías son estudios de imágenes no invasivos e indoloros que utilizan ondas de sonido (ultrasonido) para crear imágenes del interior del cuerpo. Son seguras, ya que no utilizan radiación, y son muy útiles para diagnosticar una variedad de condiciones. A continuación, te explicamos los tipos de ecografías más comunes para que sepas qué esperar en cada caso.
Evalúa músculos, tendones, ligamentos y articulaciones. Sirve para diagnosticar desgarros, tendinopatías, inflamación y derrames articulares. Es muy útil para comparar la zona afectada con el lado sano del cuerpo.
Utiliza el efecto Doppler para evaluar el flujo sanguíneo en las arterias y venas de tus brazos y piernas. Es ideal para identificar trombosis (coágulos), insuficiencia venosa o cualquier problema en la circulación.
Esta técnica especializada mide la rigidez del hígado, ayudando a evaluar la presencia de fibrosis o cirrosis sin necesidad de una biopsia. Es un método rápido y no invasivo para monitorear enfermedades hepáticas crónicas.
Este estudio crea imágenes de los órganos dentro del abdomen, como el hígado, la vesícula, el páncreas, el bazo, los riñones y la aorta. Es fundamental para detectar problemas como cálculos, quistes o masas. En Chile, es especialmente importante para la detección temprana de cálculos en la vesícula, una condición común.
Duración: 15 a 20 minutos.
Examina las arterias carótidas del cuello para detectar placas o estrechamientos que puedan aumentar el riesgo de un accidente cerebrovascular. El estudio combina imágenes con la medición de la velocidad del flujo sanguíneo.
Examina tejidos superficiales como la piel, el tejido subcutáneo, los tendones y los ligamentos. Es útil para identificar quistes, abscesos, lipomas o incluso cuerpos extraños. Al ser un estudio dinámico, el especialista puede evaluar los tejidos en movimiento.
Crea imágenes de la glándula tiroides para evaluar su tamaño y detectar nódulos, quistes o inflamación. Si se detectan lesiones, el estudio puede guiar una biopsia con aguja fina si es necesario.
Examina los testículos y el escroto para encontrar la causa de dolor, bultos, varicocele o hidrocele. Usa el efecto Doppler para evaluar el flujo sanguíneo, lo cual es crucial en casos de sospecha de torsión.
Este estudio se puede realizar directamente en menores de 40 años.
En mayores de 40 años, siempre es un complemento de la mamografía, especialmente en mujeres con tejido mamario denso. Ayuda a distinguir si una lesión es un quiste (líquido) o una masa sólida y puede guiar una biopsia si es necesario. No usa radiación.
Proporciona imágenes de los riñones y las vías urinarias para detectar cálculos, obstrucciones, quistes o cambios estructurales. Es común en casos de dolor lumbar o infecciones urinarias recurrentes.
* Se recomienda ingresar desde los navegadores Chrome y Firefox